OVNIS EN CHILE ENTRE 1810 Y 1947
Liliana Núñez O.
Cuando la era oficial de los OVNIs comenzó en 1947 en muchos países, como los sudamericanos, las noticias fueron recibidas con un lógico temor y escepticismo. La mayoría de los reporteros y autoridades consultadas coincidían en señalar que se trataba de armas secretas debido a que hacía poco había concluido la gran contienda mundial.
Chile no ha escapado a esa generalidad. Sin embargo, algunos investigadores con un criterio más amplio y con una inquebrantable voluntad en la búsqueda de información rastreamos en viejas colecciones de periódicos, antiguas crónicas y libros históricos similares referencias a objetos o luces que se desplazaban por los cielos y aguas de nuestra nación. El intento era demostrar que todo el fenómeno OVNI se comportaba en forma atemporal independientemente de cuál sea, en definitiva, su origen.
No ha sido en modo alguno una operación a gran escala pero los resultados como verán los lectores son significativos.
El mejor medio para ejemplificar lo antedicho es presentar una serie de casos que emergiendo de fuentes antiguas nos pintan un panorama que demuestra que las observaciones de objetos extraños en nuestro cielo, se han producido desde siempre. Es probable que algunas de las referencias sean algo escuetas, sin embargo en su conjunto reflejan un cuadro muy similar al de los informes actuales. Independientemente de cual sea la teoría que intente explicar el origen de los OVNIs es evidente que los libros y publicaciones de siglos pasados constituyen una muy interesante vertiente para aquellos estudiosos e investigadores.
He aquí una selección del material que hemos reunido:
“Se comenta de la existencia de "Extraños Artefactos" que incursionan por los cielos de Chile. "En cartas familiares, que datan de los años comprendidos entre 1813 a 1821 más o menos, llegan noticias de los famosos Platillos, es decir en plena Patria Vieja del General Carrera y en la Patria Nueva del General O' Higgins, estos extraños artefactos ya incursionaban por los cielos de Chile No tenían, como se comprenderá, los archipomposos nombres de Platillos y Cigarros Voladores con que se les denomina hoy en día. Nuestros abuelos, gente sencilla y supersticiosa, los llamaba simplemente "Bolas de Fuego".
En la Epístola de un padre Mercedario, a una bisabuela hemos leído una breve y candorosa referencia a ciertos fenómenos en el cielo de Santiago. Dice el fraile: …"Mucha grande preocupación ha causado entre las familias principales y el pobrerío, la aparición de bolos rojizos y humeantes que han cruzado como pájaros de fuego, los cielos de Santiago. Para mí, tengo que son anuncios divinos… llamados a la penitencia… No sabemos cuándo vendrá el último día… Por eso las almas que sienten el santo temor de Dios deben vivir como si el día que se está viviendo fuese el último…
Estos bolos de fuego de que habla Su Paternidad el mercedario, en su carta descolorida por el tiempo, prueban en forma categórica que por aquellos distantes días ya tenían nuestros antepasados sobre sus frágiles cabezas como una espada de Damocles el apasionante enigma de los Platillos Voladores". (1)
Este párrafo de este libro hace referencia a sucesos ocurridos, después de un terremoto, ocurrido en Quintero: "Sábado 23 noviembre 1822. Los temblores disminuyeron en fuerza y frecuencia durante la noche y las primeras horas del día. Sólo se sintió uno antes de las 4 PM.; entre esta hora y las 10 hubo cuatro. Tiempo nublado, pero agradable. Más noticias de los lugares vecinos. Los pescadores de aquí y de las playas inmediatas, afirman que en la noche del 19 vieron una luz a gran distancia en el mar. Permaneció un rato inmóvil; avanzó enseguida hacia la costa y dividiéndose en dos desapareció". La credulidad de la gente, la ha convertido en la Virgen, que vino a salvar al país. Una beata que tiene fama de santa predijo en Santiago la catástrofe el día anterior. La gente oró, y la ciudad escapó casi ilesa. Despacharon un propio a Valparaíso a dar al pueblo la voz de alarma, pero llegó demasiado tarde, a pesar de haber muerto dos caballos en el viaje". (2)
La ciudad de Talca, en el mes de mayo de 1861, vivió días de terror tal como lo narra el periódico local "La Esperanza" quien comienza así su descripción de lo que acontecía: "El hecho más notable de la crónica, ocurrido en la quincena y que más ha llamado la atención pública, es sui generis en la historia de las crónicas; es nada menos de una nueva especie que bien puede clasificarse de humana porque es mixto, tiene de los dos sexos: queremos hablar del hembra-macho, macho-hembra, según el sexo que predomina o como lo designan muchos, el duende o la fantasma". Obviamente en aquella época a nadie se le habría ocurrido afirmar que era un extraterrestre. En el artículo se indica también que muchas son las versiones del misterioso ser que aparece todas las noches y recorre la ciudad en todas las direcciones, lo que "hace santiguarse espantadas a las viejas, murmurando una oración mil veces interrumpida y otras tantas principiadas de nuevo o espeluznarse de miedo a los chiquillos por toda la noche". La crónica señala que el traje, la estatura, el aspecto y las situaciones en que ha estado involucrado el humanoide son muchas y "se dan detalles que horrorizan y hielan la sangre" Agregando que la "cosa" ha puesto en guardia a muchos que están armados y se encierran temprano en sus casas. Irónicamente el articulista escribe: "Hasta la policía, esa eterna fisgona, se haya sumamente preocupada y quiere hacer de las suyas, pero todas sus diligencias parecen estrellarse en las sombras: ¿Será tal vez una de las cualidades del nuevo ser, la de hacerse incorpóreo e invisible cuando quiere sujetársele a la condición de los miembros de la especie humana dados a las travesuras?". Y la crónica concluye: "Nosotros que pecamos de incredulidad por las cosas sobrehumanas nos contentamos con encargar a la policía siga la pista de cerca al objeto de tanta atención; ellas nos dará la solución de esa charada viviente". (3)
El "Diario “El Constituyente" (Copiapó), titulaba una historia en dos columnas con el encabezado “ESTE ES CUENTO”. -Cuento debe ser, y no caso, el que se nos refiere en la carta siguiente, que acabamos de recibir de Garín.
“Mina Fantasma, marzo 16 de 1868-
Nos apresuramos a participar a ustedes, para que lo comuniquen a sus lectores, el curioso hecho siguiente:
"Ayer, a eso de las cinco de la tarde, a tiempo que habían concluido los quehaceres del día en esta mina, y estando todos los operarios reunidos esperando su cena, vimos venir por los aires, del lado de "La Ternera", un ave gigantesca que a primera vista tomamos por una de las nubes que en ese momento entoldaban en parte la atmósfera, suponiéndola desprendida de sus compañeras, por una ráfaga casual de viento
“A medida que el objeto en cuestión se acercaba infundiéndonos una justa sorpresa, pudimos notar que era un volátil desconocido, el rock de las Mil y una noches, talvez, o quizás un Leviatham de los desiertos. ¿De dónde venía? ¿A dónde iba? Su dirección era de noreste a suroeste; su vuelo rápido y en línea recta. Cuando pasó a corta distancia sobre nuestras cabezas, pudimos notar la rara estructura de su cuerpo. Sus grandes alas estaban vestidas de plumas parduscas; la cabeza del monstruo parecía a la de la langosta y con ojos tamañamente abiertos y brillante como ascuas, se veía cubierta de algo parecido a grueso y espeso vello, como cerda; mientras que el cuerpo, prolongándose cual al de la serpiente, sólo dejaba ver escamas brillantes, que sonaban como partículas metálicas, cuando el raro animal se replegaba sobre sí mismo.
“La sorpresa se cambió en susto entre los trabajadores, a presencia de un fenómeno tan extraño. Toda la ciencia ornitológica de los buenos mineros se agotó inútilmente buscando el nombre y las cualidades del pájaro descomunal que acababa de pasar, felizmente sin dejar huella. Algunos aseguran haber percibido un detestable olor en esos momentos, un olor parecido al del arsénico cuando se quema. Otros afirman que su olfato no ha sido herido de desacostumbrado modo. Los supersticiosos entienden que es el diablo mismo el que habían visto pasar, a la vez que otros recuerdan haber sido testigos, en esa ciudad, hace años, del paso de un ave monstruo semejante.
“Como el caso es en extremo curioso, hemos creído deber participárselos, ahorrándonos sobre él comentarios inútiles, pues a la verdad no podemos explicarnos satisfactoriamente lo que hemos visto por primera y quizás por última vez en nuestra vida. ¿Será por ventura que en el desierto o en las cordilleras, la naturaleza se complace en dar vida y guardar por largos años en la soledad esas creaciones deformes, que emprenden el vuelo al través del espacio cuando sus fuerzas lo permiten, sin más objeto que el de transportarse a otras regiones donde las asalta la muerte y el suelo guarda sus esqueletos para confusión de los sabios, que al encontrarlos creen hallar restos antidiluvianos? (4)
En Copiapó, Chile. Julio 1868. Una extraña "construcción aérea" provista de luces y emitiendo ruido de motores sobrevoló a baja altura esta población. Sus habitantes la describieron también como un gigantesco pájaro cubierto de grandes escamas que producía un ruido metálico. Aunque no fue en realidad un aterrizaje, es el primer caso de observación a corta distancia de un objeto desconocido a escasa altura del siglo XIX. (5)
Antes de finalizar el año una auténtica danza de desconocidas estrellas se vio sobre la ciudad de Copiapó. “El Constituyente” entregó esta vez una crónica que transcribo para conocimientos de todos, puesto que es poco conocida en su totalidad.
“Ocurrencias. Recogíamonos poco después de la una de la madrugada. El cielo estaba completamente despejado. Las estrellas brillaban en el azul más hermosas que de ordinario. El firmamento parecía como iluminado por una naciente y débil aurora. Dirigiendo nuestra vista hacia esta maravilla del Creador, que quizá no se estima en toda su inmensa grandiosidad por la costumbre de mirarla con ojos profanos, no tardamos en ver que las estrellas filantes o bólidos cruzaban de un lado a otro del horizonte dejando tras sí una dilatada estela pálida luz.
Este hecho nos hizo recordar que semejante fenómeno fue observado el 13 de noviembre del año anterior en Inglaterra y Estados Unidos, con vivo interés.
¿Por qué no habíamos de contemplarlo con ahínco, pues era nuevo para nosotros? Detuvímonos en efecto, y durante horas mas de una hora pudimos ver no menos de cien estrellas filantes, cruzando todas de oriente a poniente, recorriendo una casi todo el horizonte visible, en línea recta, sólo cuatro o seis en sentido opuesto y con muy corto curso, y otras tantas cuya cauda luminosa era un poco curva. El foco de esas exhalaciones se divisaba no mayor que lo que se divisa una estrella de tercera o cuarta magnitud, y la estela que dejaban era como una cinta inmensa de color caña que se extendiera con celeridad eléctrica en muchos grados de la esfera celeste.
Hacia las dos y media de la madrugada la bruma entoldó la atmósfera, y aunque ya no se ofrecían los bólidos con la frecuencia que al principio, nos fue imposible averiguar si el fenómeno continuó.
La siguiente parte del relato es especialmente interesante: Cuando comenzamos a contemplar este hermoso espectáculo meteorológico, las estrellas filantes se deslizaban hasta tres o cuatro por minuto, ya a la derecha, a la izquierda o sobre el cenit del lugar que ocupábamos. Algunas parecían no cruzar ni a doscientos metros del suelo”. (6)
El diario “La Mañana (Talca, Chile) el 16 de febrero de 1916, informaba que en la tarde del día anterior se observó un aterrador bólido de fuego en el cielo, en dirección poniente a oriente, dejando una llamarada blanca que se mantuvo suspendida en el cielo.
Al principió se interpretó el incidente como el estallido de una granada de fuego, un cohete y hasta se creyó que podría haber sido un aeroplano que se había incendiado en las alturas. Pero todas las hipótesis se derrumbaron pues la misma información señalaba que el fenómeno, “una prolongación blanca en forma de nebulosa”, se pudo ver desde San Fernando hasta Talcahuano. El articulista agregaba que el temor que hubo en la población “no es para describirlo” produciendo algún trastorno en la atmósfera, ya que el cielo completamente limpio se cubrió de nubes media hora después del avistamiento. Al día siguiente el mismo diario publicaba un despacho proveniente de Buenos Aires, que indicaba que en la ciudad de San Rafael se había observado un extraño fenómeno celeste, indicando: “El meteoro dejó una estela blanca de gases que se mantuvo visible hasta entrada la noche, observándose como una mancha plateada en el firmamento hasta las primeras horas de la madrugada”. (7)
Alrededor de 1975 fue descubierto un documento denominado "Memorandum Book of Fred Wm. Birmingham, the Engineer to the Council of Parramatta A machine to go through the air. A.D. 1873." El trabajo fue desarrollado por un equipo de hombres, coordinado por el señor T.V. Homan (actualmente fallecido), uno de los primeros miembros del UFOIC. En apariencia el documento, que no tiene fecha de edición fue preparado en la década de los 50.
Si hemos de creer en el Memorandum en la noche del 25 al 26 de Julio de 1868 Parramatta, Australia recibió la visita de la más extraña máquina capaz de volar por los aires. Incluso se refiere a que esa especie de Arca voladora habría aterrizado en pleno parque de la ciudad pudiendo el ingeniero ascender y dialogar con el piloto "un espíritu" quien le enseñó curiosos documentos.
Más allá de la realidad o no de este curioso episodio es interesante señalar la proximidad temporal de ambos eventos. (8)
El libro del señor Agustín del Castillo, Subteniente de la Marina Argentina, cuenta el siguiente acontecimiento: "…a medianoche cuando todos nos habíamos entregado al reposo, fuimos despertados por la claridad de un resplandor inmenso que avanzaba hacia nosotros y que obligó a nuestra tropilla a concentrarse al fondo del cañadón (una especie de quebrada), era un fuego enorme, que avanzaba desde el interior impulsado por una brisa recia del Oeste, que tomando cada vez más cuerpo, venía devorando todo, ora descendiendo los valles, ora escalando cerros altos, despertamos con sobresalto y abandonando nuestros duros lechos, constituidos por las monturas subimos a la cresta de un mogote vecino, desde el que pudimos contemplar un imponente, estupendo y bello panorama. El fuego abarcando una zona de varias leguas presentaba las más caprichosas figuras, a cada momento se las veía cambiar de aspecto y también cambiar de forma, como si fueran las de un inmenso calidoscopio agitado por una mano gigante. Esto fue observado el 4 de febrero de 1887 en la zona del Paine, cerca de Lago Sarmiento y río de Las Chinas.
Agustín del Castillo cumplía una misión del gobierno argentino, de ir a ver los límites con Chile, por esta razón se encontraba en la zona de Los Baguales en la región del Paine. (9)
Los OVNIS y la Segunda Región tienen una larga historia en común aunque no existe claridad de cuando ocurrieron los primeros avistamientos pero si se conoce que tienen una data de hace más de cien años.
El primero de ellos aconteció el 6 de abril de 1914 a eso de las 21:20 horas. “Se vio en el cielo el paso de un hermoso bólido de color rojo amarillento” El reporte asegura que el objeto en forma de ferrocarril estaba dividido en cuatro partes de mayor a menor, su velocidad era relativamente lenta y se desplazó en dirección al noreste hasta perderse en el firmamento. Lo más interesante de este informe es que indica “que bólidos de esta clase no se habían observado en estas regiones desde hacía más de veinte años, es decir, ya en 1894 existían antecedentes de la presencia de Objetos Voladores No Identificados. (10)
El arqueólogo Alberto Medina Rojas proporcionó a la "Revista del Domingo" un relato que considera digno de tomarse en cuenta por estar "incontaminado por la psicosis colectiva" de esta época. Fue hecho por el marino chileno Agustín Prat a principios de siglo, mucho antes que llegaran a Chile aviones y otros inventos "voladores" del hombre. Agustín Prat, Segundo comandante de la escampavía "Huemul" de la Armada -muerto el 23 de abril de 1951-, escribió en una fecha no precisada, a principios de siglo, una carta a un amigo don Fernando Setit -de quien no conocemos más antecedentes-. Esa carta fue reproducida en el libro "Chiloé y los chilotes" de Francisco J. Cavada y su texto, en la parte que se refiere a la observación de extraños objetos voladores, es el siguiente:
"A las 3 horas 45 minutos AM. del domingo 8 del mes en curso, después de haber soplado un fuerte viento Norte y estando la mar tranquila, bajo un cielo chubascoso, fui avisado por el timonel de guardia, capitán de altos Thompson, que se acercaban en dirección a nuestro buque dos luces grandes blancas (como de un farol cada una) despidiendo llamaradas a intervalos y que parecían de algún remolcador que venía al costado en busca de auxilios.
Como me demorase un poco, el marinero corrió nuevamente a avisarme, diciéndome que las encontraba, se acercaban muy rápidamente y que su tamaño, a la vez que grande, era poco común; por lo que ya no creía fuese un remolcador pues lo distinguía bien claramente, que venían como suspendidas en el aire a una altura no menor a un metro y sin verse embarcación alguna.
"Seriamente inquietado y creyendo sucediese alguna desgracia, iba ya a salir a cubierta cuando percibí que por la claraboya de mi camarote entraba una gran claridad que lo iluminó a tal punto que parecía que se incendiaba. De un salto me puse en cubierta, llegando hasta el costado de babor, en donde encontré al timonel Thompson y al fogonero Antonio Rojas, de la máquina, que señalaban, llenos de estupefacción, cómo avanzaba una gran luz blanca, de llama de algo más de un metro de superficie, suspendida a una distancia igual más o menos del agua. Extrañado a mi vez, corrí a buscar unos gemelos (anteojos) para cerciorarme mejor, volviendo cuando ya la luz se había alejado del costado, sensiblemente presentándose a mi vista no ya una, sino dos que se separaban a momentos de un modo brusco para reconstituir después una más grande y sola, ésta avanzando siempre con una velocidad no menor de siete millas en su mínimo y quince en su máximo. Así se dirigieron a las carboneras de "Punta Arenas" (Ancud) que posee el Gobierno, y en ese lado de la playa permanecieron largo rato, emprendiendo de nuevo vertiginosa marcha por espacio como de una hora, para después desaparecer completamente después en dirección a Punta Ahuí y probablemente afuera.
"Esto fue visto también por el carpintero del buque, Gregorio Carmona, que entró de guardia a las 4 AM., y por el fogonero Rojas, de la máquina.
"Una vez que hubo clareado el día, ya no se divisó nada, por lo que se suspendió la observación." (11)
OVNIS ESTRELLADOS EN CHILE
Gracias a la gentileza del investigador de Santiago señor Rodrigo Fuenzalida de AION pude acceder a más detalles provenientes del diario “La Mañana” (Talca) de 16 febrero de 1914 que exponemos a continuación.
Sin embargo el primer registro que se tiene de la caída de un cuerpo aéreo de origen no identificado en Chile corresponde al año 1914, específicamente la tarde del día 15 de febrero de ese año, en la localidad rural de “Chanco”, en la séptima región de Chile. Los antecedentes que se tienen de este incidente son por tres vías. La primera de ellas es la transmisión oral de los lugareños que contemplaron la caída de un cuerpo extraño, y que han comentado a sus descendientes dicho “estrellamiento”. La segunda por testigos que vivieron en la zona y observaron el incidente y aun están vivos como el caso de la señora Juana Andaur de aproximadamente cien años. Ella señala tener claros recuerdos de aquella dramática tarde, en la cual y mientras caminaba junto a su madre, escuchó un estruendo, miraron hacia el cielo, y contemplaron de manera estupefacta como lentamente un cilindro envuelto en llamas y humo, caía sobre un área montañosa provocando un gran incendio. Su testimonio es certificado por la tercera instancia que es la propia prensa local que informó en dos días sucesivos, el extraño fenómeno, aportando para la actualidad interesantes datos complementarios, la nota del día 16 de febrero de 1914 del diario “La Mañana” de la ciudad de “Talca” señalaba: “Fenómeno Celeste. Ayer a las 5:55 P. M. se vio atravesar un bólido, por las alturas celestes, en dirección de poniente a oriente. El luminoso cuerpo no dejó de impresionar a las numerosas personas que lo pudieron contemplar”. Y más adelante señala “La humareda blanca que dejó en pos de si, tardó más o menos quince minutos en disiparse, tiempo en que se mantuvo suspendida sobre el azul del cielo, destacándose perfectamente.” A posterior se especula en la nota de la posibilidad de un cohete de fuegos artificiales, hasta un aeroplano incendiándose.
Un antecedente interesante es que también desde la Argentina se divisó el fenómeno. Inclusive el telegrafista que emitió el comunicado desde Argentina señala en la nota publicada en “La Mañana”, pero del 18 de febrero de 1914 que el cuerpo dejó “una larga estela blanca de gases que se mantuvo visible hasta la entrada de la noche, observándose como una mancha plateada en el firmamento hasta las primeras hora de la madrugada”. En el párrafo final señala “Presúmese que este gran aerolito cuyo efecto luminoso habría sido sorprendente si la hora en que se le observó hubiera sido más avanzada, ha caído en territorio Chileno, o en el Océano Pacífico” (12)
Otra referencia de este caso fue publicada años más tarde donde se daba cuenta de lo siguiente:
“…… Un científico chileno ha estado en esas áreas misteriosas y no ha llegado a ninguna conclusión definitiva. No aprueba ni rechaza el enigma.
Es Reinaldo Börgel Olivares, profesor de Geografía Física en la Universidad Católica y en la Universidad de Chile –graduado en la Universidad de Estrasburgo, Francia en Geografía Aplicada- y que se desempeña además como Coordinador de Investigaciones en el Instituto de Geografía de la Universidad Católica de Chile.
… Contó Börgel que, sin embargo, tiene muchas referencias de lugareños y otras dos a las que da particularmente gran solvencia y seguridad.
"Hace 70 años en una localidad al sur de Chanco, en la región costera del río Maule, una niña, acompañada de su padre, sintió un gran ruido en el aire en tiempos que no había aviones (los primeros aparatos de guerra llegaron en 1916). Luego apareció algo así como una nave en forma de huso de considerable tamaño; cruzó el cielo y se fue a enterrar a un cerro, que yo he ido a ver y que está formado por acumulación de arena". La niña de hace 70 años, es Juana de Aguilera, suegra del profesor Börgel, quien conversó con LA TERCERA después de esta declaración:
"Yo había ido con mi padre -dijo- al final de una trilla a yeguas. El día estaba muy claro y el cielo limpio; de repente sentí el estruendo y observé que el cielo se puso rojo.
-¡Mira papá, se está quemando el cielo!, le dije. Y apareció aparato, que era como una viga".
Recuerda la señora Juana, que el fenómeno ocurrió como a las 4 de la tarde y que cerca de donde estaban, un grupo celebraba un matrimonio con un picnic. "A todos nos dio tanto miedo, que se terminó la fiesta y ellos y nosotros nos fuimos a nuestras casas". (13)
Al diario “La Segunda” llegó una carta con una primera historia acerca de un Encuentro Cercano del III Tipo según la clasificación Hynek en la localidad Ventanas, el 20 de enero de 1927 y que entregamos in extenso a continuación.
“En primer lugar me a permitir no dar mis apellidos y otras referencias, porque sencillamente me sólo mueve a escribir la presente una narración de lo que a mí me acaeció hace cincuenta años, con el único objeto de entregar un dato más, en lo que acontece con los llamados OVNI o platillos voladores, que según dicen, andan por todas partes.
Esto me sucedió en la playa de Ventanas de Quintero en el día 20 de enero de 1927 a las tres horas de la madrugada. Yo había pasado por la Base Naval de Quintero y llevaba cuatro kilómetros de recorrido después de la localidad de Loncura en mi camioneta Ford, cuando la subida de la marea me obligó a subir a la parte más alta de la playa y resignarme a pasar, hasta que el agua volviera nuevamente a bajar. Yo dormitaba semi sentado en una pequeña duna de arena cuando me sobresalté al sentir a mi lado la presencia de un ser extraño que permanecía parado delante de mí y que me llenó de pavor dejándome paralizado y fascinado ante lo que jamás había visto y nunca jamás volvería a ver en mi vida y que menos lo contaría porque nadie me creería, además que después pensé que yo había estado loco por todo ese momento que duró el acercamiento de ese ser extraterrestre, porque sí, en realidad por sus palabras en perfecto idioma castellano me lo dio a entender.
Le miré el rostro. Ya no creía ya que era un animal ni persona alguna. Quedé asombrado por sus apariencias físicas, un poco más de un metro de estatura. Su cuerpo incluyendo cabeza constituían una estrecha e impenetrable malla metálica opaca; en donde debía ir la cara existía una especie de máscara con una circular abertura que brillaba con una luz pálida, semejante a la luz que despiden los signos de las computadoras modernas.
-No temas de mí –me dijo- con una voz muy suave, no te causaré el menor daño. A veinte metros tengo mi nave en la cual me espera mi compañero: yo te podría llevar, pero no nos interesa; sabemos todo lo de este mundo desde hace millones de años. Nosotros venimos de un planeta cercano a la Tierra y vivimos en el interior de él, poseemos todo los conocimientos científicos que ustedes no están en condiciones de entender. Lo único que no podemos saber es lo que viene en el porvenir, porque ello depende de muchas mentes que actúan por su cuenta. Siempre visitamos la Tierra; nos cuesta muy poco hacerlo, pero no podemos vivir en ella. Solamente el calor del Sol nos mataría.
-No tenemos ojos ni vista por consiguiente, ni orejas ni oídos porque estamos dotados de procedimientos muy especiales. Nuestra alimentación es nula, ya que depende de la energía nuclear, ésa que ustedes están recién estudiando a través del átomo. Lo que para ustedes es el cerebro, es para nosotros unas células especiales capaces de conectarse con centros comunes de billones de células que constituyen un archivo, que se ha ido formando a través de miles de millones de años. Carecemos de sentimientos y pasiones. No nos interesa estudiar nada de Uds., ni menos darnos mucho a conocer en este planeta por varias razones y cálculos. Si hacemos continuas excursiones de noche solamente, por el lado que no nos afecte el Sol, es por si tuviéramos que evacuar la parte en donde vivimos. Somos en total cinco mil y nos reproducimos controladamente por medios químicos y físicos y mediante la intervención de hembras especiales.
-Esa nave que Ud. ve, se mueve, se traslada mediante energía atómica combinada con la atracción magnética y de gravedad de los planetas Tierra, Sol, Luna y otros según ubicación, todo ello mediante aparatos instalados en la nave y en las bases nuestras que nos dirigen.
Yo no me movía ni de terror ni de asombro, al bajar la vista a sus pies noté que éstos eran cuadrados por un metal incandescente y los brazos ya que no se les veían las manos eran tan cortos que cruzados sobre su pecho apenas se topaban. Me dejo en el suelo una cinta enrollada que extrajo de una parte de su cintura, que yo ni siquiera atiné a guardar. El monstruo se alejó hacia la nave pero de repente se volvió y exclamó ¡No trates de seguirme porque nosotros tenemos la velocidad de la luz! ¡Vacío!
Se introdujo ese fantasma en la nave, lentamente en su interior una opaca luz se fue haciendo cada vez más intensa, no se oía un solo ruido, lo único que noté que tenía la forma como cilíndrica y que en ambos extremos se habían formado algo así como unos cortocircuitos de color azul violeta. No demoró un segundo en desaparecer de mi vista. Me quedé tan aturdido con esa aparición que corrí hacia mi camioneta y emprendí veloz carrera sin acordarme que la marea todavía y que corría el peligro de hundirme en la arena.
Después vine a acordarme de la cinta que seguramente más tarde arrastró el agua. Pensar que si la hubiera tomado y guardado, hoy la podría haber vendido en millones, ¡Hoy que me mantengo apenas de una pensión de empleado particular!
Saluda atentamente a Ud. sin más comentarios. Y si no conté nunca este episodio, ni siquiera a mi familia, porque me habrían creído loco o que estaba ebrio esa noche, es porque a lo mejor no estaría vivo hoy.
Ahora estoy viejo y no tengo nada que perder, todo lo contrario. Me saco con contar este episodio un peso de encima, algo que me marcó casi toda mi vida”.
Saluda atentamente a Ud.
Peter. Carnet 6072411 – Santiago. (14)
"La información que dimos el sábado sobre la similitud que presentaba el fenómeno celeste observado en el Golfo de Penas y que consistía en un cuerpo esférico, luminoso y rojo con la "bola de fuego" de que habló el sismólogo R. P Gun-Bayer en un estudio sobre los fenómenos eléctricos nos ha traído descripciones de apariciones nocturnas análogas en el mar observadas en otras ocasiones.
Y es así como un marino de la Armada Nacional, hoy retirado, nos ha descrito la presencia de un fenómeno análogo a fines de abril o principios de mayo de 1934 observado desde la corbeta - escuela "General Baquedano" una noche que, en viaje desde Juan Fernández al Estrecho de Magallanes por fuera de los canales pasaba precisamente frente al Golfo de Penas.
Nuestro informante era el oficial de guardia de la "Baquedano" en aquel turno entre las 12 de la noche y las cuatro de la madrugada. Iba la corbeta navegando a la vela sobre un mar pesado. La noche era a veces de neblina y otras de llovizna. El fenómeno se vio en el cielo hacia el este o sea hacia la costa. El centinela de popa gritó primero: "¡Luz en aleta de babor"! El cuerpo era grande y luminoso y cambiaba de color, un minuto después el centinela gritó por segunda vez "¡Luz en cuadra de babor!" Lo que demostraba que el cuerpo esférico avanzaba más rápido que la nave.
La tripulación de guardia miraba el fenómeno. Se despertaron los tripulantes que dormían de reserva al pie de los palos. Se dispuso que un oficial tomara con el sextante la ubicación del cuerpo celeste, que ya pasaba del rojo al amarillo, al azul, al verde, al blanco y luego repetía los diferentes colores.
Se había avisado al comandante. El centinela daba el tercer aviso: "¡Luz en amura de babor!". Ya casi toda la tripulación estaba sobre cubierta mirando silenciosa el fenómeno celeste.
Rompió el silencio la voz inquieta de un marinero chilote: "¿Será el Caleuche?". (15)
El cuerpo misterioso seguía avanzando hasta desaparecer. Su visión había durado más o menos cuatro minutos.
El oficial de guardia, después de oír la cuenta del que había hecho cálculos con el sextante, hizo la anotación correspondiente del hecho en la bitácora de la "Baquedano" libro que debe encontrarse hoy archivado en el departamento correspondiente de la Marina.
La "Baquedano" seguía su viaje a la vela sobre el mar pesado de esa noche bajo un cielo neblinoso y a veces bajo la llovizna. (16)
"Lo curioso, sin embargo, es que estas observaciones (que comprenden incluso aterrizajes) se producen invariablemente en la zona comprendida dentro de un triángulo que tiene sus vértices, respectivamente, en un punto situado entre el Rano-Raraku y la península del Poike, la bahía de La Pérouse, y un cerro llamado Pui. Dentro de este triángulo han tenido lugar todos los sucesos ufológicos que he podido recopilar, salvo dos casos marinos. El primero tuvo por testigo nada menos que al propio padre Sebastián Englert (sólo le faltaba esto al buen capuchino: haber visto platillos volantes, para terminar de "caer en desgracia" entre los círculos doctos, sesudos y conservadores) desde Hanga Roa y en el año 1935 o 1936 (mi informante Ruperto Vargas, no pudo precisar el año, pero el padre Sebastián se lo refirió personalmente).
El fenómeno observado consistió en la caída al mar, en pleno día, a moderada velocidad y a unos tres kilómetros de la costa, de un objeto desconocido que levantó una gran ola". (17)
Reproducimos a continuación lo señalado por el diario “Las Últimas Noticias (Santiago, Chile) 6 de agosto de 1952, donde se publicaban las declaraciones de un jefe del Ejército que contaba (debido a unas apariciones de ONI en 1952) que el 10 de julio de 1946, con motivo de un acto en conmemoración del "Combate de la Concepción, le correspondió pronunciar una alocución patriótica en el Regimiento Granaderos, a las 11,45. Notó que todos los oyentes tenían la vista fija en el cielo. Al finalizar, se unió a ellos y vio que se trataba de un objeto color rojo-anaranjado que estaba ubicado en dirección al océano (Oeste) y que parecía girar sobre sí mismo. Afirmaba que no se trataba de Venus ni de nada parecido. Desapareció después de una hora, luego de lo cual se nubló. (18)
La oleada de 1947 cubrió el centro sur de las ciudades tales como Valparaíso, Santiago, Temuco, Valdivia, Osorno, Frutillar y Puerto Montt señalaron los medios periodísticos que en el 50% de los casos lo divisado era un objeto circular, otras triangular y ovalado. Cerca del Parque Cousiño, hoy Parque O’ Higgins lo divisaron a 300 metros de altura. El Observatorio El Salto, observó más de 15 avistamientos, posiblemente "discos voladores". (19)
"Las Lágrimas San Lorenzo" (Fenómeno que se apreció en 1834, 1837 y 1838).
Estos son Meteoros inflamados que podrían estallar y lanzar verticalmente hacia la Tierra los fragmentos a manera de cohetes cuya ruptura en la atmósfera hace variar el curso de su trayectoria de descenso en el espacio, provocando ascensiones por la resistencia atmosférica, llamadas de esta forma. "Las Lágrimas San Lorenzo" fueron fenómenos considerados como anómalos en su oportunidad. Hoy se sabe que son fenómenos naturales. (20)
Der. Grabado Leonidas (1833) Izq. La misma visión en las cataratas del Niágara (21)
REFERENCIAS:
1. Gandarillas, Manuel, ¿”Sabía Ud. qué en tiempos de Carrera y O’Higgins, ya existían los Platillos Voladores”? Revista "En Viaje" (Santiago, Chile) Nº 268, febrero 1956, pg. 15.
2. Graham, María, "Diario de mi Residencia en Chile, en 1822". (Editorial del Pacífico, Santiago, 1953), pg. 224.
3. Prado, Juan Guillermo, Revista "Conozca Más" (Santiago, Chile) Año 11 Nº 10, Octubre 2000), pg. 66.
4. El Constituyente (Copiapó, Chile), “Esto es Cuento”. 18 marzo 1868, Año VII Nº 1853 pg. 2 Col. 4, pág. 3 Col. 1.
5. Fort 638; Anatomy 11; Jacques Vallee, "Pasaporte a Magonia" (Editorial Plaza y Janés. España. Primera edición, noviembre 1976), pg. 267.
6. El Constituyente (Copiapó, Chile) Ocurrencias. 14 noviembre 1868. Año VII, Nº 2050, pg. 2 Col. 4; Revista Conozca Más (Santiago, Chile) Prado, Juan Guillermo. Año 11 Nº 10, octubre 2000, pgs. 64-71
7. Revista Conozca Más (Santiago, Chile) Revista Conozca Más (Santiago, Chile) Prado, Juan Guillermo. Año 11 Nº 10, octubre 2000, pgs. 64-71
8. http://www.ufoevidence.org/documents/doc1594.htm
9. Del Castillo, Agustín. “Exploración al interior de la Patagonia y costas del Pacífico” (Buenos Aires, 1889)
10. Reportajes del Sábado. El Mercurio (Antofagasta, Chile), 13 septiembre 2003, pg.3
11. Cavada, Francisco J. "Chiloé y los chilotes" (Imprenta Universitaria, Santiago, 1914), pgs. 94-95; Crónica de Arturo Fontecilla Larraín, escrita para "Revista Católica" Nº 179, sábado, 2 de enero de 1909 y “Los Invasores en Chile” 'Revista del Domingo' del diario "El Mercurio" (Valparaíso) 7 julio 1968, pg. 14.
12. Diario “La Mañana” (Talca, Chile) 16 y 18 febrero 1914.
13. Valenzuela, Orosmel. “Extrañas pistas hacen suponer que existen “bases de OVNIS.” La Tercera de la Hora" (Santiago) lunes, 6 de noviembre de 1978.
14. “Vio un OVNI el año 1927. Diario "La Segunda" (Santiago, Chile) sábado, 4 de junio de 1977, pg. 6.
15. Navío fantástico propio del folklore de la Isla de Chiloé y regiones del sur de Chile.
16. “En 1934 la “Baquedano vio en el Golfo de Penas la “Bola de Fuego” Diario “El Mercurio” (Santiago, Chile), 13 febrero 1950, pg. 4
17. "Operación Rapa Nui". (Antonio Ribera. Editorial Plaza y Janés. Primera edición 1989, España), pg.144.
18. Recopilación de los grupos DIOVNI y UFO CHILE y publicado en el libro "Platillos Volantes en Iberoamérica y España" (Antonio Ribera, Editorial Pomaire. 1968) pg. 338.
19. Diario "La Nación" (Santiago, Chile) fecha 12 de julio 1947; Revista "Ercilla" (Santiago, Chile) julio de 1947; "Ultima Hora" (Santiago, Chile) viernes, 18 de julio 1947 y "Las Ultimas Noticias" (Santiago, Chile) lunes, 25 de agosto 1947.
20. La Nación (Santiago, Chile) 12 julio 1947, pg. 1.
21. Imagen tomada de la Página Web http://www.smv.org/ethyl/perseids.html y Edmund Weiss: Bilder Atlas der Sternenwelt (1892)
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